Aquellas grandes casonas

Aquellas grandes casonas
perduran en la memoria

POEMAS DE OLVIDO









POEMAS DE OLVIDO


POEMA DE OLVIDO PRIMERO


No te recuerdo a ti.
Recuerdo Grecia,
con su mar limpio.
Con sus pequeños templos
escondidos entre las rocas,
blancos de cal.
Recuerdo haber respirado
el mismo aire que Andrómaca
y haberme bañado en el agua
que protegió a Aquiles.
Recuerdo haber divisado
el monte Olimpos
y haber distinguido la imagen
desdibujada de Hestia,
allá en lo alto, pensativa…

No te recuerdo a ti.
Recuerdo el ágora solitaria.
Y el café donde los viejos
manoseaban los kolombois
mientras hablaban
a voz en grito.

Recuerdo el estrecho de Corinto
al amanecer.
Y las hojas de morera
rellenas de carne.
Y el souvlaki.
El vino de retsina.
Y la tribuna de las Cariátides
en obras.

No te recuerdo a ti.
Recuerdo la puesta de sol
en el Pireo
y la plaza Omonia
llena de gente.
Recuerdo las hamacas del barco
en cubierta
y el sirtaki que bailaron
al anochecer.

Hace tanto tiempo…


No te recuerdo a ti.
Recuerdo las pesadas mochilas grisáceas
a la espalda
Y el Egeo … transparente.



POEMA DE OLVIDO SEGUNDO


MARIPOSA BLANCA



Mi corazón olvidadizo
vuela con alas prestadas
por recuerdos pasajeros
como mariposa blanca.
Sube, baja, entra, sale…

Mi corazón olvidadizo
recupera el olor a madera
de escaleras enceradas
y alacenas entreabiertas.
Inspira, retiene, espira…

Mi corazón olvidadizo
golpea torpemente
con sus puños de algodón
en las puertas del silencio.
Quizás, tal vez, puede ser…

Me olvidé del corazón
y la mariposa blanca
voló a encontrar
la primavera.



POEMA DE OLVIDO TERCERO

SÓLO LA MANO


Sólo la mano,
apoyada en el hombro
protegiendo la clavícula.

La mano, sólo,
apoyada en la cintura,
incubando los riñones.

Sólo la mano,
extendida hacia delante,
para acariciar las yemas.

La mano, sólo,
empujando la cancela
para dejarme paso.


La mano sólo…
Sólo la mano.



POEMA DE OLVIDO CUARTO

¿ RECUERDAS ?



¿ Recuerdas aquellas tardes pasadas
en el bar de las grandes cristaleras
recitando de memoria los versos
de poetas casi desconocidos ?

¿ Recuerdas los paseos de la mano
por el parque en las noches de otoño
susurrando canciones aprendidas
tras oirlas mil veces sin descanso?

¿ Recuerdas los libros de tapas toscas
que al abrirse daban la bienvenida
con una frase loca y sugerente
concebida bajo un flexo de latón ?

¿ Recuerdas la energía desbordante
que albergabas bajo la trenca beige
y las frases magistrales lanzadas
como dardos certeros y voraces ?

Te falla la memoria con los años
y la mía se rebela, atormentada,
aporreando las teclas, oxidadas,
de un piano desafinado y ronco.





POEMA DE OLVIDO QUINTO

DESMEMORIAS PASAJERAS


Pasajeras son mis desmemorias,
itinerantes y distraídas,
perfumadas de jazmines secos,
extraviadas y ubicuas,
sazonadas con especias tenues,
amnésicas e inadvertidas,
turistas en recónditas tierras,
despistadas y desatendidas.

Pasajeras son mis desmemorias,
atolondradas, desaprensivas,
bajamares en playas bañadas
por la brisa de un mar relegado
a acercarse y marcharse abatido
cada día, sin remedio, lacio.

Pasajeras son mis desmemorias,
desmelenadas y olvidadizas,
impertinentes, a veces, antes,
ahora ,ya, disciplinadas, brisa
disimulada que esparce trozos
de recuerdos despintados, vagos,
por oquedades grises, sumisas.

Mis desmemorias son pasajeras
de un tren cargado de alas de olvido
cansadas, desgastadas, etéreas…





POEMA DE OLVIDO SEXTO

DUELE EL OLVIDO

Duele el olvido,
duele,
mientras se forja,
mientras se teje con
hilo de desengaños
y agujas finas,
punzantes.

Duele el olvido,
duele,
mientras habita
entre el pecho y la espalda,
mientras golpea
sin descanso,
constante.

Duele el olvido,
duele,
cuando de adulto
navega hacia la deriva,
cuando no llama,
ni escribe,
intenso.

Duele el olvido,
duele…




POEMA DE OLVIDO SÉPTIMO

CAMBIOS


Hoy sí llevo el anillo cambiado
a un dedo extraño que, oprimido,
me recuerda que oxigene
los pulmones hasta el fondo.

Luego leo una nota en la nevera,
que renuevo algunas veces por desidia,
después de haber cumplido
su misión, llena de manchas.

El espejo que ha guardado tantos años
ilusiones pasajeras en declive
me ha acompañado, ojeroso,
a clasificar arrugas.

El mar está menos azul y
la noche es más negra.




POEMA DE OLVIDO OCTAVO


TAL VEZ


Tal vez te acuerdes,
pero no es seguro.
El teléfono mudo
dormita en el pasillo,
en penumbras.

Silencio…

El tiempo pasa
despacio.

Intento engañar a la noche
no encendiendo la luz,
pero todo está oscuro.

Ya es tarde…

Tal vez te acuerdes
luego.






POEMA DE OLVIDO NOVENO


LO SIENTO TANTO…


Lo siento tanto…
Cada día, cada hora.
Siento tanto no haberte dicho
lo que mi corazón sentía
en aquel momento.
Me sonrojaba,
y el sonrojo helaba
mis palabras.

Lo siento tanto…

Quise decirte tantas cosas
y no pude.

Luego,
fue tarde.

Ya no estabas.





POEMA DE OLVIDO DÉCIMO

NUNCA SE OLVIDA DEL TODO


Nunca se olvida del todo.
No te deja la memoria.
Ni los paisajes te dejan.
El bagaje acumulado
durante días y años
se desliza por los poros
de anocheceres violetas
y te enreda en una tela
de araña disimulada
sujetándote los brazos
que intentan batirse en duelo
con imágenes borrosas
de situaciones pasadas.

Nunca se olvida del todo.
No te deja el corazón.
Tan blando y poroso, siempre.
Ni te deja la distancia
que el Universo interpone
entre planetas humanos
que giran almibarando
la gravedad que persiste.

Nunca se olvida del todo…





POEMA DE OLVIDO UNDÉCIMO

A VECES


A veces, el olvido se acentúa
o es más tenue y ligero, a veces.

A veces el olvido se alía
con el tiempo y sólo susurra
vocales borrosas e imprecisas.

A veces el olvido sólo es eso:
olvido. Un olvido tenaz, duro,
anestesia pura para el recuerdo,
que al despertar, mareado, huye
desorientado dando tumbos grises.

A veces el olvido duele tanto
que desgarra el corazón del pecho
y lo entierra en un mar de silencio
bañado por las olas del recuerdo.

Olas azules, verdes, violetas.
Olas de jazmines y eucaliptos.
Olas de mermelada de fresa…





POEMA DE OLVIDO DUODÉCIMO


CON EL TIEMPO


Se olvidan las tumbas
con el tiempo.
Con el tiempo
se olvidan los desgarros
dolorosos y profundos,
asentados como poso
macilento en las entrañas.

Se curan las heridas
con el tiempo.
Con el tiempo
se esfuman cicatrices
escabrosas y abruptas,
modeladas con esmero
minucioso cada tarde.

Se expelen los enconos
con el tiempo,
aún guardados en el fondo
de una mente decaída.

Con el tiempo…